IV
"El Héroe se vió invadido por la soledad. Casi tan imperceptible como su llegada, el camino develó un claro en el bosque bañado en luz de luna. Los fantasmas retrocedieron el acecho, y el Héroe meditó en sus recuerdos. En la memoria de la fragilidad se drenaron las fuerzas e invadió un sueño cansador y profundo. La sombra formada por los árboles se movió, y la silueta negra tomó la forma de cien Sanguijuelas. El Héroe comprendió que no existe tal cosa como el descanso, y que su cuerpo anémico responde no a los pasos caminados, si no que a los huéspedes negros que ha criado. A duras penas, el Héroe se tumbó en la tierra y concilió el sueño".