"Pareciera imposible que la vicisitud de las cumbres fuera seguida por un yermo aparentemente inabarcable. Es como si la geografía estuviera jugando una broma pesada, y decidiera deformarse con cada paso hacia adelante, sabiendo que es su propia acción la que predestina el camino del Héroe. Y aún así, este emprende su marcha: a sabiendas de su destino y aferrándose a él como una decisión. En el esfuerzo nómade, el Héroe dejó de sentir a la tierra bajo sus pies como algo duro y hostil. La resignación al mismo espacio y lugar, a su húmedad inhóspita y peso silencioso, transformaron lo alienígena de la estepa en una suerte de hogar en movimiento. La marcha constante se ejecuta lenta y en una suerte de trance. Borroso por la neblina, el Héroe vió decenas de figuras opacas, y escuchó agua gotear en un eco. Vahído de certezas, el Héroe creyó observar una arquitectura elevada hacia lo alto. Pero al mirar de nuevo, ya no estaba ahí. Es como si la construcción tuviera vida propia, cuyo único propósito y sustento fuera ocultarse, acechar, y alimentar desde el miedo la maldición concebida en estas tierras".