“Una delgada línea de personas se mantenían extenuadas sobre la represa de Banqiao, trabajando con el agua hasta la cintura intentando reparar el terraplén en acelerado deterioro. Bruscamente, destalla un rayo de luz seguido de un relámpago ensordecedor. Le siguió el silencio, y por un breve instante el cielo se despejó y las estrellas reaparecieron en lo alto. Alguien gritó, “¡El nivel del agua está bajando! ¡El diluvio va en retirada!”. Pero tan solo unos segundos después, el embalse cedió, y 600 millones de metros cúbicos de agua reventaron con una fuerza terrible y estremecedora. Se escuchó la voz ronca de un anciano gritar, “¡El dragón del río ha llegado!”.
Dai Quing
The River Dragon Has Come!, Capítulo III, (1998)
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